Más que fijarnos en si una piel es clara u oscura, tenemos que observar los subtonos de esta pueden ser oliva, rosados, fríos o amarillos.
Lo más común son las pieles rosadas o amarillas, que son cálidos, por lo que los tonos cobrizos, castaños cálidos, caramelos, tierra, pasteles, salmón, miel y dorados son los que más les favorecen, estos aportan buena luz al rostro y la hacen más radiante.
Por el contrario, si se trata de pieles más frías o verde debemos realizar tonos más extremos para resaltarlas, como pueden ser cenizos, blancos, grises, beige , arena, champagne.
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